Psicóloga y Educadora Social
Psicóloga Vecindario María Jesús Suárez Duque
Terapia de pareja
ATENCIÓN PSICOLÓGICA A MALTRATADORES
El maltrato suele negarse por parte del agresor. Cuando una conducta genera malestar al pensar fríamente en ella o es rechazada socialmente, se utilizan estrategias de afrontamiento para eludir la responsabilidad, como buscar o quitar importancia a los efectos de las conductas.
La ira es una emoción normal, pero la violencia es una conducta negativa. El enfado, que es una emoción normal en determinadas circunstancias, no tiene por qué acabar en conducta violenta.
La violencia como forma de relación en la pareja es inadmisible en cualquier circunstancia porque, al producir siempre unas consecuencias físicas y emocionales negativas, supone una vejación para la víctima y una disminución de la autoestima del agresor. La conducta de la pareja no puede justificar la violencia. En todo caso, habrá que buscar otras vías de afrontar los problemas planteados.
Cada persona debe hacerse responsable de sus propias conductas. Los impulsos pueden controlarse.
La violencia, más que una forma de pérdida de control de los impulsos supone un intento del control de la relación.
Las conductas agresivas en la relación de pareja (maltrato físico, amenazas, insultos, gritos, chantajes...) pueden servir a corto plazo para conseguir lo que uno quiere, pero a la larga deterioran la relación de pareja y se vuelven contra uno mismo.