Psicóloga y Educadora Social
En la investigación psicosocial, se entiende por factores de riesgo de la conducta antisocial, el conjunto de situaciones o variables personales, sociales y/o ambientales que pueden facilitar e incrementar la probabilidad de desarrollar desórdenes emocionales o conductuales. Son de muy diversa índole e interactúan entre sí. Son fundamentalmente:
a) Las características de la familia y la propia educación familiar
Desde la perspectiva del aprendizaje social, la familia opera al menos en 2 dimensiones:
El comportamiento antisocial es más probable o predecible en niños que se educan en el seno de familias con múltiples problemas. Entre ellos:
En cambio, la existencia de fuertes lazos familiares puede proteger al niño de las influencias negativas de otros ámbitos.
b) La escuela
Moreno Olmedilla y Torrego señalan las siguientes categorías de comportamiento antisocial en la escuela:
Siguiendo la propuesta de Díaz Aguado (1999) basada en normas del Consejo de Europa, las pautas para intervenir podrían ser:
Fernández (2002) señala las siguientes sugerencias:
c) Factores socioculturales
Entre estos factores destacan un determinado tipo de valores y prácticas de convivencia imperantes en el entorno social.
La comunidad ha crecido en cuanto número de personas, pero, en el aspecto cualitativo, es más impersonal y, en cierto modo hostil. La calle ya no es una prolongación del hogar, es un lugar lleno de atractivos, pero también de incertidumbres y riesgos.
A esto se le añade la influencia de los medios de comunicación que transmiten modelos de resolución de conflictos de corte agresivo y violento, rigidez en el rol de género y clima social sexista, actitud dominante sobre clases desfavorecidas o las minorías, fuerte deseo de poseer o consumir bienes y recursos materiales que no están al alcance de todas las personas por medios legítimos.
Otro factor predictor de la conducta antisocial es la participación en actividades anti-normativas del grupo de amigos.
d) Factores personales
La tendencia más sólida actualmente en el estudio del comportamiento antisocial o violento en sus distintos grados se dirige a posturas interaccionistas, en las que la cognición es un componente fundamental.
Las variables cognitivas (razonamiento moral, resolución de problemas y de conflictos, empatía, estilo cognitivo, toma de decisiones, pensamiento crítico, razonamiento abstracto o conducta de elección) toman un valor predominante en la explicación del comportamiento antisocial.
Hay suficiente evidencia de que los sujetos violentos muestran un evidente retraso en la adquisición de destrezas cognitivas esenciales para el ajuste social.
Son circunstancias, variables o condiciones personales y/o ambientales que reducen la probabilidad que un niño o adolescente desarrolle comportamientos antisociales, aún expuesto a factores de riesgo.
Toda intervención debe de partir de un conocimiento exhaustivo de los factores de riesgo y de los factores de protección o inhibidores de la conducta antisocial para disminuir la exposición del individuo a los factores de riesgo, o bien incrementar y reforzar las condiciones personales o ambientales o bien actuar en ambas direcciones.